"UN PINTOR EN COLIMA"
Un pintor en Colima desanda su vida por el mundo. Con los embrollos de sus pinturas vuelve a sus pasos. Fusiona la experiencia del recuerdo y el trazo, el color, la inefable mirada hacia un pasado que ahora se ilumina, que vuelve a ser. A la semilla regresa este pintor y se desvela y devela la emoción cautiva. Es un viaje de ida y vuelta, porque así ha sido el recorrido: ir y volver, mirar, ver, observar, intuir, adivinar. Esta es una exposición individual, íntima, personal, la elección arbitraria y selectiva de su instinto. Ahora también escribe sus visiones: duendes, globos y fantasmas habitan el espacio secreto, los delirios. No es un afán de autobiografía. Sí es un recuento, un modo de ver qué ha sido su destino, cómo este desandar lo conduce a lo vivido. Se desborda en el color cuando se escribe, cuando esboza una imagen para acompañar la anécdota, cuando se aleja del terruño y encuentra los prodigios y las maravillas. Se vuelca el pintor en sus propias ansiedades, en las prístinas sensaciones de la infancia, en el gozo sosegado que ahora le permite hablar desde el corazón, desde el deseo. Es su casa, su familia, los amigos. Estos embrollos de pinturas son el eco, las sombras, el anhelo. Entre andancia y desandancia se concibe una intención, un trabajo silencioso y solitario. Ilustran sus pinturas una existencia compartida, reparten por igual los sueños y las desventuras. Un pintor en Colima nos regala sus trazos y destrazos.
GUILLERMINA CUEVAS
Colima, diciembre 2021